Si nos situamos en el plano doméstico, vemos que una familia necesita llevar un mínimo de control de sus gastos y de sus ingresos; no puede gastar más de lo que ingresa; ni siquiera debe gastar tanto como ingresa porque deberá procurar ir mejorando su calidad de vida, deberá prever gastos excepcionales de enfermedad o accidentes, deberá renovar más tarde o más temprano los electrodomésticos y muebles familiares … Y la financiación de todas estas necesidades no se puede improvisar, sino que hay que programarla con antelación: hay que estar atentos al deterioro de los bienes, hay que controlar el ahorro familiar y su posible pérdida de valor adquisitivo; al comprar un bien habrá que programar cómo conviene pagarlo … En fin, vemos que gestionar una economía familiar exige un mínimo de control y planificación. La cuestión está en determinar cómo conviene hacerlo. ¿Mentalmente? ¿Por escrito? ¿Con cuánto detalle?
La labor en materia de asesoría financiera consiste en conseguir para nuestros clientes las máximas ventajas económicas y financieras.
Si nos situamos en el plano familiar, podemos citar los siguientes elementos patrimoniales:
- Bienes: la casa, los muebles, la ropa, el dinero efectivo,…
- Derechos: inversiones financieras, las retenciones del IRPF,…
- Obligaciones: préstamos pendientes de devolución, la factura vencida del teléfono,…
En el año 2015 se recaudó un 27% más que el año anterior, alcanzando 15.600 millones de euros de recaudación.
Este es un record histórico, y según la hacienda española se ha debido a un mayor énfasis en el control a los grandes contribuyentes, a un mayor esfuerzo contra la economía sumergida y al cobro de las deudas pendientes.